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Dime tú, amado de mi alma,
dónde apacientas tu rebaño,
dónde descansas al mediodía;
pues ¿por qué he de andar como errante
junto a los rebaños de tus compañeros?

Coro

Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres,
sigue las huellas del rebaño,
y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores.

El esposo

A la yegua del carro del faraón
te he comparado, amada mía.

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